Cada otoño, los montes de muchas partes de España se llenan de un sonido tan ancestral como hipnótico: la berrea del ciervo. Durante unas semanas, generalmente entre mediados de septiembre y principios de octubre, los machos marcan territorio y compiten por las hembras con bramidos potentes que retumban en los barrancos y pinares. Uno de los lugares más atractivos para vivir esta experiencia en Valencia es la Sierra de Ayora, en las inmediaciones de la Hunde donde además de escuchar la berrea podemos disfrutar de una ruta de senderismo circular que combina naturaleza, historia y panorámicas inolvidables.
El Paraje Natural de La Hunde y la Palomera, en Ayora, es uno de los grandes pulmones verdes del interior valenciano. Sus extensos pinares, barrancos y cumbres de más de 1.200 metros de altitud lo convierten en un espacio privilegiado para la fauna silvestre. Aquí habitan especies emblemáticas como el ciervo, el jabalí, el zorro o el gato montés, que encuentran alimento y refugio en un mosaico de bosques de pinos y carrascas, matorrales y campos de transición.
Lo interesante de este enclave es que no entiende de fronteras. Hacia el oeste, los montes se prolongan por Castilla-La Mancha, enlazando con la Sierra de Alatoz y Carcelén y otros espacios serranos. Hacia el este, el bosque se abre hacia la Comunidad Valenciana con dificultad, formando un corredor biológico que permite a muchas especies desplazarse libremente. Esta continuidad natural asegura la conexión genética de las poblaciones de mamíferos y refuerza la riqueza de un ecosistema compartido.
la Vega de Ayora. El mejor sitio para presentar La berrea en Valencia
La excursión comienza en la Vega de Ayora, una zona agrícola en las afueras del municipio. Desde aquí, los caminos forestales se adentran poco a poco en los montes de pinos carrascos y encinas, hogar de una importante población de ciervos. Es habitual escuchar grandes bramidos resonando entre las laderas de los barrancos de la zona.


Subida hacia el Pico de la Mina
El itinerario asciende en dirección al Pico de la Mina (937 m), una de las montañas de Zarra. La subida regala vistas abiertas hacia la Sierra del Boquerón al norte y la Hunde y el monte Palomera al sur y, en días despejados, incluso hacia la llanura manchega. Este tramo es ideal para detenerse en silencio: el eco de la berrea se intensifica en los collados y vaguadas, donde los machos suelen concentrarse.
Dejamos el coche en una pequeña área abierta en dirección a la Vega. Desde ahí iniciaremos la ruta. Tras cruzar la carretera, ya estamos en el término municipal de Zarra. Nuestro primer hito será llegar a la Hoz de abajo al menos en la lejanía pues un poco antes comenzaremos a internarnos en el bosque. Si veremos unas casas labriegas de las de antes, totalmente abandonadas pero que sería fantástica su restauración y puesta en marcha con algún tipo de desarrollo rural. Los almendros de la zona son muy grandes y altos con el tronco extrañamente retorcido.
Una vez pasamos el puente de cemento sobre la rambla de la vega que forma junto a otras ramblas el nacimiento del río de Zarra, comenzamos a subir por una estrecha y empinada pista. Cuando volvamos al acabar la ruta es mucho más seguro bajar por un punto al norte con menos pendiente y menos riesgo de resbalón.


El camino comienza en sombra, gracias a los pinos y las carrascas que pueblan el lugar. Tras pasar por una zona de bastante umbría llegamos a un cortafuegos que nos guiará hasta el Pico de la Mina. Es una zona con poca vegetación donde destacan algunos gordolobos. Una planta con amplio uso para hacer remedios. El ascenso por el cortafuegos es exigente y duro en su tramo final al tener que hacer alguna pequeña trepada. Una vez llegados arriba iremos algo al este o derecha para llegar al punto de máxima altura. A duras penas se ve un pequeño montículo de cemento casi a ras del suelo. Suponemos que allí habría algún elemento indicador. Las vistas abarcan gran parte del valle con la central nuclear de Cofrentes bien visible si miramos hacia el noreste.


El collado de Alpera
El camino sigue el cortafuegos hacia el oeste con varios altibajos. En algunos puntos hay cámaras de seguridad que participan en un proyecto de investigación sobre depredadores. Aconsejamos no acercarse ni a la cámara ni a los señuelos que usan como cebo atractivo para los carroñeros al poder interferir nuestro olor en un rechazo de los animales salvajes. El sendero serpentea la cresta durante algo más de un kilómetro alcanzando el pico de la Sima. Se trata de una sima con una entrada angosta. No me adentre. Desciende suavemente hasta el Collado de Alpera, paso natural entre valles que ofrece una panorámica espectacular de los bosques que tapizan la comarca. Este enclave es especialmente recomendable al atardecer, cuando la luz dorada tiñe el paisaje y los ciervos suelen mostrarse más activos. Como su nombre indica desde aquí se abre un territorio más plano que el resto donde hay campos de cereales principalmente y que lógicamente llega hasta Alpera en Castilla La Mancha.


Para llegar al Collado de Alpera hay que bajar el Pico de la Sima. Desconozco si hay un camino sencillo. Se intuía un senderito a la izquierda pero opté por la derecha como la mayoría de la gente. En principio, tuve que hacer una bajada con el culo en la roca de unos 5 ó 6 metros de altura. Un poco más adelante el terreno se transforma en una zona de tierra suelta de mucha pendiente y donde resulta muy fácil resbalarse. Es fundamental llevar los bastones e ir bajando con lentitud y de costado. Si vais en grupo hay que mantener la distancia para que una caída no arrastre a otro senderista. Viendo el mapa, cuando vuelva otra vez, intentaré pasar por el senderito que se veía un poco antes de la subida del Pico de la Sima. Otra opción es bajar por un camino hacia el norte y dar un rodeo de varios kilómetros.


Acabada la bajada ya hemos llegado al collado estaremos casi debajo de una gran torre eléctrica. Elegiremos el camino más hacia la izquierda. Un camino carretero que nos llevará hasta el barranco de Perichinto. Justo es en esta zona donde mayor número de machos de ciervo hemos visto. Cuatro en total y dos de ellos nos han bramado. Uno estaba muy cerca. Cualquier punto cercano a este barranco ya sea por el norte o por el sur sería un lugar estupendo para presenciar la berrea. Un buen punto sería ir en coche hasta el collado ya que hay buen camino y desde ahí seguir andando y en silencio hasta llegar al barranco.
La ruta cierra el círculo regresando de nuevo hacia la Vega de Ayora, entre pinares tranquilos y campos de cultivo. Con suerte, no solo escucharás más animales salvajes, sino que también podrás avistar siluetas de ciervos moviéndose entre la espesura. Conviene llevar prismáticos y, sobre todo, guardar silencio y respeto: estamos en su hábitat y en plena época de reproducción. Llevar una cámara que lo grabe todo también es una opción como esta o esta otra. Por supuesto la Go Pro siempre parece la mejor opción.
Consejos prácticos
Cuándo ir: la berrea se escucha mejor desde mediados de septiembre hasta principios de octubre.
Mejor hora: al amanecer y, sobre todo, al atardecer.
Equipo recomendado: calzado de montaña, frontal o linterna si vas a coincidir con la caída de la noche, prismáticos, cámara y ropa discreta.
Respeto por la fauna: evita gritar, encender luces fuertes o acercarte demasiado a los animales.
Escuchar la berrea en Ayora o Zarra es adentrarse en un ritual salvaje que apenas ha cambiado en miles de años. La combinación de senderismo por la sierra y el privilegio de presenciar este espectáculo natural convierten la excursión circular por el Pico de la Mina y el Collado de Alpera en una de las vivencias más auténticas que ofrece el interior de Valencia. Por la zona de la Hunde también es fácil encontrar una densidad de ciervos similar.
La berrea en Ayora frente a los destinos tradicionales de España
La berrea del ciervo es un fenómeno natural que atrae cada otoño a miles de visitantes en distintos puntos de España. Sin embargo, no todos los escenarios son iguales: cada territorio ofrece una manera distinta de vivirlo. Mientras que en lugares como Sierra de Cazorla, Sierra Morena o los Montes de León la berrea se ha consolidado como un reclamo turístico de primer orden, en el interior de Valencia y concretamente en los aledaños de la Hunde en Ayora, la experiencia conserva un carácter mucho más auténtico y poco masificado.
- Masificación vs. tranquilidad
En los grandes destinos de turismo de naturaleza, la berrea suele congregar a numerosos grupos guiados, vehículos todoterreno y miradores habilitados. En Ayora, en cambio, el visitante puede escuchar los bramidos en plena ruta de senderismo, en silencio, sin aglomeraciones y con la sensación de estar viviendo algo íntimo, casi secreto.
- Paisaje mediterráneo frente a paisajes atlánticos o dehesas
Las sierras valencianas presentan un paisaje mediterráneo muy distinto al dehesado o atlántico de otras regiones. Aquí predominan los pinares de carrasco, carrascas dispersas y matorral, lo que genera un contraste entre el sonido salvaje de la berrea y la vegetación característica del Levante. Es un ambiente más agreste y seco, pero igualmente rico en biodiversidad.
- Conexión entre territorios
En lugares como Sierra Morena o la montaña leonesa, la berrea se vive en espacios protegidos de gran extensión y tradición cinegética. En Ayora, en cambio, la singularidad está en que los ciervos forman parte de un corredor biológico que conecta la Comunidad Valenciana con Castilla-La Mancha, lo que aporta un interés añadido en términos de conservación y movilidad de la fauna.
- Turismo organizado vs. descubrimiento personal
En las zonas clásicas, abundan las rutas guiadas, observatorios y empresas de ecoturismo especializadas. En Ayora, la berrea se suele descubrir a pie, en rutas circulares como la del Pico de la Mina y el Collado de Alpera, sin apenas infraestructuras turísticas específicas. Esto convierte la experiencia en un reto más explorador y espontáneo.
La gran diferencia está en la forma de vivirla: mientras que los destinos tradicionales ofrecen un turismo de naturaleza muy organizado y orientado al visitante, en Ayora la berrea se integra en el propio senderismo y disfrute del monte mediterráneo. Escucharla aquí es un viaje más silencioso, menos previsible y, para muchos, más emocionante. No recomendamos ir en grupos numerosos y mantener siempre la conexión con la naturaleza.




Todo está conectado y es algo que casi nunca se tiene en cuenta en el turismo de naturaleza o en los grupos de senderismo. Esta excursión en la zona de Ayora y Zarra me gusta justo por eso: se nota que es más salvaje, lejos de empresas de turismo y me parece senderismo puro del bueno. Una conexión con la naturaleza de verdad. Ya tengo los prismáticos preparados 😄. Este finde voy a ir y aprovechar el atardecer, como decís. ¡A ver si hay suerte y consigo ver y escuchar alguno!