Pocas experiencias combinan tan bien la historia, la belleza y el aire libre como una ruta de senderismo por la Albufera. A solo unos minutos de la ciudad de València, este parque natural se extiende entre arrozales, canales, pinos y dunas que cambian de color con la luz del día. Es un rincón donde el tiempo parece detenerse, ideal para familias que buscan una excursión tranquila pero al mismo tiempo llena de vida y de historia, turistas curiosos por conocer la esencia valenciana, y amantes de la fotografía que desean capturar reflejos, aves y cielos imposibles.
Si habéis leído a Vicente Blasco Ibáñez un paseo por la Albufera os puede recordar a Cañas y barro o a la Barraca. Todavía hay algunas barracas que son un claro testimonio del pasado narrado en esas novelas. No hay que volver a casa sin hacerse un selfie junto a alguna barraca típica o al menos una réplica.
Caminar por la Albufera es hacerlo entre el azul del agua, el verde de los arrozales y el dorado de las puestas de sol. Todo claro dependiendo de la hora y la época del año en que la visites. La ruta que proponemos hoy es un recorrido circular desde el Centro de Interpretación del Racó de l’Olla hasta la Gola de Pujol pasando por la playa, la zona del lago y el bosque. Una excursión perfecta para pasar medio día en plena naturaleza. El itinerario es fácil y llano, con tramos de pasarela de madera, senderos compactados y puntos de descanso donde los niños pueden explorar sin peligro.
A lo largo del camino, el visitante se adentra en uno de los ecosistemas más valiosos de la Comunitat Valenciana. Garzas, patos, fochas y flamencos acompañan el paseo, mientras el viento mueve suavemente la vegetación de la Albufera. Además, esta zona es un paraíso para los fotógrafos: los contrastes de luz, los reflejos del agua y los colores de los atardeceres sobre el horizonte del mar hacen que cada paso sea una oportunidad para capturar una imagen mágica.
Otra ventaja de esta excursión es su accesibilidad: se puede llegar fácilmente en coche desde València (unos 20 minutos), hay zonas de aparcamiento gratuito en el Racó de l’Olla y varios puntos de observación equipados con paneles informativos. Por su duración y recorrido, es perfecta para familias con niños acostumbrados a andar unos 7 kilómetros sin problema, ya que el terreno es totalmente llano.
La ruta se puede realizar durante todo el año, aunque los meses de primavera y otoño son los más recomendables por el clima suave y la presencia de aves migratorias. En verano, las primeras horas del día o el atardecer son ideales para evitar el calor y disfrutar de la mejor luz para las fotos.
En esta guía encontrarás una ruta de senderismo por la Albufera perfecta para familias y amantes de la fotografía, con un recorrido sencillo, seguro y lleno de encanto natural. Además, te dejamos el track GPX completo para seguirlo paso a paso desde tu móvil o GPS.
Ruta de senderismo por la Albufera: cómo planificar tu aventura
Empezar una ruta de senderismo por la Albufera es tan sencillo como dejar atrás el bullicio de la ciudad y adentrarse en el corazón del Parque Natural. El punto de partida más recomendable es el Centro de Interpretación del Racó de l’Olla, ubicado a tan solo 1 km del pueblo de El Palmar, epicentro del arrozal valenciano y cuna del All i pebre. Un plato realizado a partir de ajo y pimentón con patatas y anguila. Sin duda, si pedís algo de comer por la zona es el plato imprescindible para disfrutar en el Palmar una vez hayamos acabado la ruta.
Cómo llegar y dónde aparcar
Desde València capital, toma la CV-500 en dirección a El Saler y continúa hasta la señal del Racó de l’Olla, donde encontrarás un desvío bien indicado. Hay un aparcamiento amplio y gratuito junto al centro, perfecto para dejar el coche antes de iniciar el recorrido.
El Racó de l’Olla es también el punto ideal para comenzar la jornada: cuenta con baños, un pequeño mirador y una torre de observación desde donde ya se pueden avistar aves acuáticas. Aquí puedes cargar tus botellas de agua, revisar el calzado (se recomienda deportivo o de senderismo ligero) y preparar la cámara.
Pasarela de madera en el Racó de l’Olla, punto de inicio de la ruta.
De la laguna a la Gola de Pujol: el corazón del recorrido
El camino continúa hacia el sur, siguiendo la pasarela entre los arrozales hasta llegar a la Gola de Pujol, donde el agua dulce de la laguna se encuentra con el mar Mediterráneo. Es uno de los puntos más fotogénicos del recorrido, especialmente al atardecer.
Aquí encontrarás varios miradores y bancos de madera para descansar y disfrutar del paisaje. Si llevas prismáticos, podrás observar aves en pleno vuelo y detalles de la vegetación acuática. En los días claros, el reflejo del cielo sobre el agua crea un efecto espejo digno de una postal.
Regreso entre pinos y atardeceres dorados
Para volver, el sendero atraviesa el bosque de pinos, donde dependiendo de la época del año podrás ver distintos paisajes. El tramo es completamente llano, perfecto para familias con niños acostumbrados a andar unos kilómetros.
En los últimos metros, el sol comienza a caer y el horizonte se tiñe de tonos naranjas y dorados. Este es el momento perfecto para sacar la cámara o simplemente detenerse a disfrutar del silencio del humedal.
Información práctica de la ruta
- Distancia: 7,5 km (circular)
- Duración: 3 h aprox. porque se hacen muchas paradas para hacer fotos y ver los paisajes.
- Dificultad: Fácil
- Desnivel: Prácticamente llano
- Inicio: Centro de Interpretación Racó de l’Olla
- Recomendado para: Familias, fotógrafos y senderistas ocasionales
Consejos y lugares para hacer fotos
📸 Mirador del Racó de l’Olla: ideal al amanecer, con las primeras luces doradas sobre el humedal.
🌾 Camino entre arrozales: perfecto para capturar reflejos y texturas del agua.
🌅 Gola de Pujol: imprescindible al atardecer, cuando el cielo se funde con la laguna.
🦆 Observatorio de aves: acceso libre, recomendable llevar prismáticos.
Consejos prácticos para disfrutar al máximo
Mejor hora para empezar: entre las 9:00 y las 10:00 h, evitando el sol fuerte.
Épocas ideales: marzo-junio y septiembre-noviembre.
Imprescindible llevar: gorra, protector solar, agua (mínimo 1,5 L por persona), cámara o móvil con buena batería.
Para fotógrafos: los mejores reflejos se obtienen desde el tramo de la pasarela hacia la Gola, justo una hora antes del atardecer.
Para niños: hay varios bancos y zonas donde pueden descansar o explorar pequeños canales con supervisión.
Esta combinación de arrozales, bosques y dunas convierte la excursión en una experiencia completa, que mezcla educación ambiental, fotografía y turismo activo en familia.
Puntos imprescindibles del recorrido y lugares fotográficos
Recorrer la Albufera es una experiencia que se disfruta con los cinco sentidos. Cada curva del sendero, cada reflejo del agua y cada soplo del viento sobre los arrozales guarda una imagen digna de fotografía. A continuación, te detallo los lugares que no pueden faltar en tu recorrido si deseas llevarte las mejores fotos —y los mejores recuerdos— de esta ruta de senderismo por la Albufera.
El Mirador del Racó: primeras luces y aves en movimiento
A escasos metros del Centro de Interpretación, el Mirador del Racó es el punto ideal para comenzar la jornada. Al amanecer, la luz se filtra entre los cañaverales y tiñe el agua de tonos dorados y rosados. Es un momento mágico para observar aves acuáticas como el ánade azulón o la garza real, que cruzan la laguna en busca de alimento.
Los fotógrafos suelen apostarse aquí temprano, antes de que el sol esté alto, para captar las reflexiones del cielo en el agua. Si viajas con niños, este es un punto perfecto para hacer la primera parada: podrán usar los prismáticos del mirador y descubrir la fauna autóctona.
El embarcadero de la Gola de Pujol: el icono de la Albufera
Sin duda, uno de los lugares más fotogénicos de toda la ruta es el embarcadero la Gola de Pujol. Este embarcadero es uno de los muchos puntos desde donde puedes contratar una barca turística y adentrarte en la visita de la Albufera desde dentro. La ruta en barca es muy recomendable y ahondar en la historia de la Albufera. Esta zona es un clásico en las postales y reportajes sobre la Albufera.
Durante la tarde, cuando el sol comienza a caer, el embarcadero se convierte en un espectáculo de luces y sombras. Las fotografías aquí son casi siempre de portada: el reflejo perfecto del cielo en el agua y las siluetas de las aves recortadas contra el horizonte.
Si haces la ruta con niños, es un momento precioso para detenerse, beber agua y admirar cómo los pescadores tradicionales los “barqueros” recogen sus redes al caer el día.
Últimamente y sobretodo durante la época navideña hay mucha gente que va a este embarcadero a ver como sol desaparece sobre la Albufera.
La Devesa y su bosque: un rincón secreto de paz
Tras dejar el embarcadero y hacernos fotos en una barraca en uso por la cofradía de pescadores seguimos una ruta hacia la pasarela de la Gola. El sendero entra en la Devesa, una franja de bosque mediterráneo que separa la laguna del mar. Es una zona tranquila, con sombra, ideal para descansar y dejar que los niños exploren con seguridad. Aquí, el aire cambia: se mezclan los aromas del pino y del salitre, y el sonido de las olas se siente a lo lejos.
Fotográficamente, este tramo ofrece un contraste fascinante. Puedes pasar de los reflejos acuáticos a las texturas del bosque y las dunas en cuestión de minutos.
Pasarela de la gola y la playa de la Devesa
Seguimos la ruta desde el embarcadero hacia el mar siguiendo un camino con suelo de madera que discurre paralelo al canal. Se trata de un camino muy bonito y muy bien señalizado para que podamos disfrutar de toda la riqueza botánica de la zona.
En la pasarela podemos hacer varias fotos sobre el canal que comunica la Albufera con el mar. Hay que saber que este canal tiene mucha utilidad para mantener la salubridad y el ecosistema de la Albufera. Seguimos ruta hasta llegara a la Playa de la Devesa, encontrarás un paisaje más salvaje, con dunas naturales y vistas infinitas del Mediterráneo.
Desde allí, nos volvemos a internar hacia el interior y nos encontramos con l’estany del Pujol, también conocido como lago del Saler. Se trata de de la naturalización de unas antiguas excavaciones sin uso. Con el tiempo se han ido naturalizando.
El regreso al Racó de l’Olla: el atardecer más famoso de València
La última parte del recorrido regresa hacia el Racó de l’Olla, cerrando el círculo. Este tramo se recomienda hacerlo sin prisas, especialmente si planeas coincidir con el atardecer. Desde el mirador del Racó, las vistas son impresionantes: el sol se hunde detrás de los arrozales y el agua del lago se convierte en un espejo de fuego y oro.
Si eres aficionado a la fotografía, lleva un trípode ligero: la luz cambia rápidamente y cada minuto ofrece un tono distinto. Muchos visitantes coinciden en que ver el ocaso aquí es una de las experiencias más bellas de València, una postal viva que se queda grabada para siempre.
Actividades familiares y experiencias para niños en la Albufera
La Albufera de València no es solo un paraíso para senderistas y fotógrafos; también es un espacio vivo para disfrutar en familia. Su entorno accesible, sus itinerarios suaves y su riqueza natural la convierten en una excursión perfecta para los más pequeños, especialmente si ya están acostumbrados a caminar y explorar. Aquí te contamos algunas de las experiencias más divertidas y educativas que puedes incluir en tu jornada.
Paseo en barca por la laguna: el alma de la Albufera
Si hay algo que define la esencia del parque natural es el tradicional paseo en barca. Desde el pequeño embarcadero de El Palmar, el de la gola de Pujol y otros, varias familias de barqueros ofrecen rutas guiadas por la laguna. Los recorridos suelen durar entre 30 y 60 minutos, y permiten admirar el paisaje desde dentro del agua, con una perspectiva completamente distinta a la del sendero.
Durante el paseo, los guías suelen contar anécdotas locales, explicar el ciclo del arroz y señalar las aves más comunes. Los niños disfrutan viendo de cerca a los patos, cormoranes o garzas, y sienten la emoción de navegar entre los canales. Además, la luz de la tarde convierte este paseo en una oportunidad fotográfica única.
💡 Consejo local: intenta hacer la barca al final de la jornada, cuando el sol cae sobre la laguna. Ver el atardecer desde el agua es una experiencia casi mágica.
Observación de aves: un aula al aire libre
El Racó de l’Olla cuenta con varios observatorios perfectamente equipados para avistar aves sin molestarlas. Si viajas con niños, este puede ser un momento educativo y muy entretenido: podrán usar prismáticos, identificar especies y aprender sobre la migración de las aves.
Entre las más fáciles de reconocer están las garzas reales, las fochas, los somormujos y los flamencos, especialmente en primavera y otoño. Hay paneles informativos en varios idiomas y bancos para descansar mientras observas.
💡 Tip fotográfico: usa un objetivo largo o zoom para capturar a las aves sin acercarte demasiado. La calma y el silencio son tus mejores aliados.
Zonas de picnic y descanso
Después de caminar unos kilómetros, los niños agradecerán una pausa. En la zona del Racó de l’Olla y en el bosque de la Devesa encontrarás áreas acondicionadas con mesas y bancos, donde se puede disfrutar de un almuerzo casero rodeado de naturaleza.
Si prefieres una comida típica valenciana, el pueblo de El Palmar está a solo unos minutos y ofrece restaurantes especializados en paella, arroz a banda o all i pebre. Muchos de estos locales están junto a los canales, con vistas al agua y a las barcas, un entorno encantador para toda la familia.
Reto familiar: caza fotográfica
Una idea divertida es convertir la excursión en una “caza fotográfica”. Antes de salir, haz una lista de elementos que los niños deban encontrar y fotografiar: una garza, una barca, un arrozal verde, una flor amarilla, un reflejo en el agua, etc.
Además de mantenerlos entretenidos, aprenderán a observar con atención y a valorar la belleza del entorno natural.
PDfs oficiales de pequeñas rutas por la Albufera y la Devesa
- Itinerario botánico
- Mapa de la Devesa
- Itinerario de los sentidos
- Itinerario histórico
- Itinerario paisajístico
Dónde comer, descansar y disfrutar tras la ruta
Una excursión por la Albufera no está completa sin saborear su cocina tradicional ni disfrutar de la hospitalidad de los pueblos que rodean la laguna. Después de recorrer el sendero entre el Racó de l’Olla y la Gola de Pujol, lo mejor es tomarse un merecido descanso y dejarse conquistar por el auténtico sabor valenciano.
El Palmar: cuna del arroz y del buen comer
El pequeño pueblo de El Palmar es, sin duda, el corazón gastronómico de la Albufera. Sus calles estrechas, canales y barcas tradicionales invitan a pasear con calma. Aquí, la mayoría de los restaurantes son negocios familiares donde las recetas pasan de generación en generación.
Entre los platos estrella destacan la paella valenciana, el arroz a banda y el all i pebre, un guiso típico de anguila con patata y pimentón. Para los niños, muchos locales ofrecen menús más sencillos con arroz o pescado fresco.
Algunos de los restaurantes más recomendables por su calidad y ambiente son:
Restaurante Mateu – uno de los clásicos, famoso por su arroz seco y vistas al canal.
Nou Racó – ideal para comidas familiares, con amplios ventanales sobre la laguna.
Bonaire – cocina tradicional con un toque moderno, muy apreciado por locales y turistas.
💡 Consejo local: reserva con antelación, especialmente los fines de semana y durante los meses de primavera, cuando el parque recibe más visitantes.
Alojarse cerca de la Albufera
Si quieres prolongar la experiencia, puedes pasar la noche en el entorno natural. Hay alojamientos rurales y hoteles con encanto que ofrecen vistas al parque y total tranquilidad.
Hotel Albufera (Alfafar): moderno, cómodo y con fácil acceso a la CV-500.
Barraca del Arandiga (El Palmar): alojamiento típico valenciano restaurado, ideal para familias y parejas.
Parador de El Saler: frente al mar, con campo de golf y acceso directo a la Devesa, una opción más lujosa para combinar naturaleza y confort.
Dormir cerca del parque permite disfrutar del amanecer en la laguna, cuando todo está en calma y las aves comienzan su jornada. Es un momento único que muchos turistas se pierden al hacer solo una visita de día.
Experiencias complementarias
Además del senderismo, la Albufera ofrece múltiples actividades para completar el día o planear un fin de semana inolvidable:
Visitas guiadas en bicicleta por los arrozales y pueblos cercanos.
Talleres de cocina tradicional, donde aprenderás a preparar una paella al estilo valenciano.
Fotografía al atardecer, con guías locales que te llevan a los mejores puntos de luz.
Visitas al Tancat de la Pipa, una zona de humedales restaurados con acceso limitado, ideal para ver fauna en libertad.
Estas experiencias combinan perfectamente con la ruta de senderismo por la Albufera, permitiendo al visitante conocer tanto el lado natural como el cultural del parque.
Consejos para turistas y fotógrafos en la Albufera
Visitar la Albufera es mucho más que hacer una caminata. Es conectar con un paisaje único que cambia con cada estación y cada rayo de luz. Tanto si vienes por primera vez como si ya la conoces, estos consejos te ayudarán a disfrutar del parque con responsabilidad y a volver con una galería de fotos digna de exposición.
El equipo ideal para fotografiar la Albufera
No hace falta ser un fotógrafo profesional para capturar la belleza del parque, pero sí conviene llevar el equipo adecuado. Si usas cámara réflex o sin espejo, un objetivo zoom de 70-200 mm es ideal para la fauna, mientras que un gran angular (16-35 mm) te permitirá abarcar los paisajes de agua y cielo.
Para quienes prefieren el móvil, bastará con limpiar la lente y aprovechar las opciones de modo retrato o panorámico. En cualquier caso, lo más importante es jugar con la luz: los amaneceres y los atardeceres son mágicos en la Albufera, y cada minuto ofrece tonos diferentes.
💡 Consejo pro: lleva un pequeño trípode o mini trípode flexible para las fotos de larga exposición en el mirador del Racó o sobre la pasarela de la Gola de Pujol.
El mejor momento del día para las fotos
La Albufera es pura luz. En las primeras horas de la mañana, el agua refleja tonos plateados y el aire es fresco y limpio. En cambio, al atardecer, el sol se funde con los arrozales creando una paleta de dorados y naranjas que hipnotiza.
Los fotógrafos locales coinciden en que el atardecer desde la Gola de Pujol o desde el mirador del Racó de l’Olla es uno de los más espectaculares de toda València. Si te gusta capturar reflejos, busca zonas de agua quieta y coloca la cámara baja, casi a ras de suelo, para duplicar el paisaje.
Turismo responsable y respeto ambiental
La Albufera es un ecosistema frágil, hogar de más de 300 especies de aves, peces y plantas. Por eso, es fundamental seguir unas normas básicas para protegerla:
No salirse de los senderos señalizados. Las pasarelas y caminos están diseñados para evitar dañar la vegetación.
No alimentar a los animales. Aunque resulte tentador, puede alterar sus hábitos naturales.
Recoge toda la basura y evita dejar restos de comida o envases.
Silencio y respeto. Las aves son sensibles al ruido, especialmente en época de cría.
💡 Dato curioso: La palabra “Albufera” proviene del árabe al-buhayra, que significa “pequeño mar”. Mantener su pureza y tranquilidad es una responsabilidad compartida por todos los visitantes.
Cómo moverte sin dañar el entorno
Si planeas visitar varias zonas del parque, lo ideal es hacerlo combinando tramos a pie y en bicicleta. Existen rutas ciclables paralelas a la carretera CV-500 que conectan El Saler, El Palmar y El Perellonet, con tramos seguros y señalizados.
El transporte público también es una opción: la EMT de València tiene líneas que llegan hasta El Palmar y El Saler, lo que ayuda a reducir el tráfico dentro del parque.
La leyenda de la Sanxa del Saler
En las orillas solitarias del Saler, entre la devesa y el lago donde el viento silba entre los pinos y la arena guarda historias antiguas, aún se cuenta la leyenda de Sanxa, la culebra. Dicen los mayores que todo empezó un invierno especialmente crudo, cuando Juan del Cerro, un joven cabrero, encontró una pequeña serpiente rígida de frío, apenas con vida. Movido por la compasión, la guardó en su zurrón, la acercó al fuego y la alimentó con leche caliente. Aquel animalillo, al que llamó Sanxa, se convirtió pronto en su compañera inseparable.
La gente del lugar veía con asombro cómo la culebra seguía al cabrero por sendas y marjales, cómo acudía a sus silbidos y jugueteaba entre las hierbas mientras él pastoreaba. Juan la trataba como a una amiga, y Sanxa, dócil y curiosa, parecía entenderlo todo. Con el paso del tiempo fue creciendo, fuerte y silenciosa como la propia naturaleza que los rodeaba.
Pero la vida, como las mareas de la Albufera, cambia sin avisar. Un día llamaron a Juan a filas: debía marchar a la guerra. El muchacho se despidió de Sanxa entre caricias y silbidos, prometiendo volver. La serpiente lo buscó durante días, arrastrándose por barrancos y dunas, esperando su regreso. Nadie sabe cuánto tiempo permaneció así, sola en el monte, creciendo sin medida, guiada tan solo por la memoria de aquel que la salvó.
Años después, Juan regresó por fin a su tierra. Apenas reconocía los mismos caminos que había recorrido de joven, pero en cuanto llegó al Saler se lanzó a buscar a su vieja compañera. Y la encontró. En un claro entre los pinos, Sanxa apareció enorme, majestuosa, con un brillo antiguo en los ojos. Cuando oyó su voz, avanzó hacia él con la misma alegría infantil de antaño.
Lo que sucedió después es la parte más triste y más repetida de la leyenda. Dicen que Sanxa, presa de la emoción, se enroscó alrededor de Juan en un abrazo poderoso, sin comprender la fuerza que había ganado con los años. Y aquel abrazo, nacido del recuerdo y la fidelidad, se convirtió en un lazo fatal. Juan murió asfixiado entre las vueltas de la serpiente que más lo había querido.
Así termina la historia de Sanxa, recordada en el Saler como un símbolo de la naturaleza cambiante de los afectos y del tiempo: aquello que se cuida puede crecer, pero no siempre crece como lo imaginamos. Y a veces, incluso el amor más puro puede volverse imposible de contener. No olvidéis recordarlo durante esta excursión que justo pasa por esa zona.
Conclusión: vivir y recordar la Albufera en familia
Caminar por la Albufera de València no es solo hacer ejercicio al aire libre; es sumergirse en un paisaje que respira historia, vida y calma. Cada paso entre los arrozales, cada reflejo del agua y cada vuelo de una garza invitan a detener el tiempo y disfrutar del presente.
Esta ruta de senderismo por la Albufera, desde el Racó de l’Olla hasta la Gola de Pujol, combina la aventura con la serenidad, ofreciendo una experiencia perfecta para familias con niños, turistas curiosos y fotógrafos soñadores. Es un recorrido que enseña respeto por la naturaleza, amor por lo sencillo y una conexión profunda con el entorno.
Ver el sol ponerse sobre el lago, con los arrozales teñidos de oro y el canto lejano de las aves, es una imagen que se queda grabada para siempre. Quienes han vivido esa escena saben que la Albufera no solo se visita: se siente y se recuerda.
Así, al volver a casa, uno no solo lleva fotos o recuerdos, sino también la sensación de haber formado parte —aunque sea por unas horas— de un lugar donde el agua, el cielo y la tierra se abrazan con una armonía casi perfecta. 🌾
Preguntas frecuentes sobre la ruta de senderismo por la Albufera
¿Cuál es la mejor época para hacer la ruta?
La primavera (marzo a junio) y el otoño (septiembre a noviembre) son las mejores épocas para recorrer la Albufera. El clima es templado y la fauna más activa. En verano conviene salir temprano o al atardecer.
¿Es una ruta adecuada para niños?
Sí, totalmente. Es una ruta llana, sin desniveles, ideal para niños a partir de 7 años acostumbrados a caminar. Hay bancos y zonas de descanso a lo largo del recorrido.
¿Cuánto se tarda en hacer la ruta completa?
El recorrido circular Racó de l’Olla – Gola de Pujol – Racó de l’Olla tiene unos 7,5 km y se completa en 2 a 3 horas, dependiendo del ritmo y las paradas para fotos o picnic.
¿Se puede hacer con carrito o bicicleta?
Los primeros tramos del sendero son accesibles con carrito todoterreno o bicicleta, pero la zona de la pasarela de madera requiere ir a pie. Es mejor llevar mochilas porta-bebés si vas con niños pequeños.
¿Dónde se puede comer después de la ruta?
En El Palmar encontrarás los mejores restaurantes para disfrutar de una auténtica paella valenciana o del tradicional all i pebre. Algunos, como Nou Racó o Restaurante Mateu, tienen vistas a la laguna.
¿Dónde puedo conseguir el track de la ruta?
Puedes descargar el archivo GPX con todo el recorrido aquí:
📍 ruta_senderismo_albufera.gpx
Compatible con Wikiloc, Komoot y Google Earth.
¿Se pueden hacer paseos en barca en la Albufera?
Sí. En El Palmar hay varios embarcaderos donde los barqueros ofrecen paseos guiados por la laguna. Son experiencias seguras, educativas y muy recomendables para familias.
¿Qué debo llevar para la excursión?
Agua, protector solar, gorra, calzado cómodo y, si te gusta la fotografía, una cámara o móvil con buena batería. No olvides las gafas de sol ni las ganas de disfrutar.
La Albufera es un tesoro natural que forma parte del alma valenciana. Recorrerla a pie, en familia o con amigos, es una manera sencilla pero profunda de reconectar con la naturaleza y con uno mismo.
Ya sea por su luz, su silencio o su sabor a arroz recién hecho, la Albufera siempre deja huella. 🌅
🌾 Respira, camina y redescubre la Albufera
Caminar por la Albufera es mucho más que una excursión: es reencontrarse con la calma, con el olor del arroz, con el reflejo dorado del sol sobre el agua.
👉 Descarga el track GPX y sigue la ruta paso a paso: haz clic aquí.
💬 Cuéntanos tu experiencia con el hashtag #AlbuferaSenderismo
Artículo elaborado por Jesús Gómez para Explora Levante.
