el Mojón Triginio. un punto 3 reinos

Mojón Triginio

En el corazón de la España interior, entre los valles solitarios y montes raramente pisados por senderistas, hay un lugar donde tres provincias se tocan como si se saludaran: el Mojón Triginio. Allí convergen los términos municipales de Aras de los Olmos (Valencia), Santa Cruz de Moya (Cuenca) y Arcos de las Salinas (Teruel). Es un hito geográfico, sí, además e histórico cultural. Un símbolo vivo de fraternidad rural.

Historia del mojón Triginio

El Mojón Triginio no es nuevo. Desde la Edad Media, cuando los reinos de Aragón, Castilla y Valencia expandían sus fronteras, este punto ha sido testigo mudo de pactos, litigios y entendimientos. Su presencia en antiguos mapas y deslindes notariales habla de una España que se iba conformando a golpe de mojones, tratados y caminos de herradura.

Estas montañas llevan siglos siendo testigos mudos de cómo se dibujan las fronteras desde lejanas capitales, mientras aquí abajo la vida seguía su curso. Es cierto que en estos valles escarpados, donde la guerra perdía su ímpetu entre barrancos y peñascos, quedan cicatrices: trincheras olvidadas, metralla oxidada entre los arbustos. El Cerro Moreno acogió a la guerrilla antifranquista, igual que el Castillo del Poyo fue último bastión carlista. Nuestros mayores nos cuentan otra historia: la de vecinos que pactaban cosechas y pastos alrededor de una mesa, cada uno en su territorio pero con la mirada puesta en el bien común.

El comercio alrededor del mojón Triginio
A diferencia de otras regiones, aquí nunca hubo guerras por lindes. Valencia y Aragón apenas discutieron estos confines, y los pleitos con Madrid se resolvían lejos de nuestros barrancos. En cambio, durante siglos circulaban por sendas hoy casi borradas:

  • El oro blanco de Arcos (su sal) viajaba a cambio del trigo y vino de Losilla y Aras.
  • Los aguardientes y frutas de Santa Cruz se trocaban por lana y ganado.
  • Carboneros, segadores y salineros formaban collas mixtas que ignoraban mapas.
  • Las ermitas de Santa Catalina y San Salvador eran puntos de encuentro donde se compartían romerías, bailes y hasta noviazgos entre los municipios cercanos.

Presente de la zona de los tres reinos
Tras el éxodo rural de los 60, estos pueblos se aferran a un paisaje que ahora aprecian incluso quienes lo abandonaron: ese verde vibrante que contrasta con el escaso asfalto de estas tierras, ese silencio que ya es lujo en ciudades ahogadas por la masificación y la contaminación. Las viejas rencillas por lindes parecen absurdas cuando compartimos problemas mayores:

  • Proyectos que esquilman el territorio (minas, macrogranjas, plantas solares, molinos eólicos) sin dejar beneficio local
  • Infraestructuras que fragmentan los corredores ecológicos
  • La paradoja de querer proteger la naturaleza mientras se pierde el saber tradicional que la mantenía

Pero hay esperanza en esa memoria de cooperación: cuando los abuelos intercambiaban sal por nieve o prestaban almazaras, estaban inventando la economía circular siglos antes que los manuales. Hoy toca reinventar esa inteligencia colectiva para que estos valles sigan siendo refugio de biodiversidad y de formas de vida más humanas en un mundo cada vez más uniforme.


Ubicación del Mojón Triginio

El mojón trinario se alza en un valle surcado por el río de Arcos, enclavado entre dos imponentes elevaciones: la montaña del Mompedroso (1.211 m), que domina el paisaje valenciano, y la Sierra Tortajada (1.514 m), también dentro de los límites de la provincia de Valencia. Desde este estratégico punto, la vista abarca el profundo cañón que el río ha labrado a lo largo de los siglos, un descenso abrupto entre angostas hoces que finalmente se suaviza al llegar al paraje de El Navarejo (760 m), ya en tierras turolenses.

En este entorno agreste, las huertas de Teruel se despliegan al pie de dos guardianes rocosos: la Peña Rubia y la Peña Blanca, cuyas siluetas enmarcan el curso fluvial. Al oeste, en dirección a Cuenca, el terreno se quiebra con el Barranco del Bú, añadiendo un contraste salvaje al paisaje.

El propio mojón ocupa una pequeña meseta de no más de cien metros cuadrados, justo donde el río, tras serpentear entre los estrechos pasadizos de Las Torcas, recupera su cauce tranquilo y abierto. Aquí, en esta encrucijada natural, tres provincias —Valencia, Teruel y Cuenca— convergen en un testimonio mudo de geografía e historia. El clima continental le confiere inviernos duros y veranos amables, perfecto para caminatas en primavera y otoño.

El Encuentro Triginio de los 3 reinos

Cada año, desde hace ya varias ediciones, se celebra el «Encuentro en el Mojón Triginio». El silencio de la mañana en este rincón fronterizo se rompe con los acordes de las jotas y el eco metálico de la trompeta, sonidos que dan paso a un ritual de fraternidad entre pueblos ya habitual. El acto, arraigado en la memoria colectiva de estos pueblos, incluye siempre la lectura de un manifiesto conjunto, donde se reclama a las Administraciones competentes —dadas las tres autonomías implicadas— una gestión coordinada para proteger este espacio natural único. La prioridad, repetida año tras año, es clara: reforzar la prevención de incendios para evitar tragedias ecológicas irreversibles.

Lo que ocurre aquí trasciende lo protocolario. Es una muestra viva de la hermandad histórica entre comunidades que, pese a depender de gobiernos autonómicos distintos, comparten un mismo compromiso: preservar su patrimonio natural y cultural. Las reflexiones sobre la recuperación de tradiciones, el desarrollo económico sostenible y la defensa del territorio se suceden en un ambiente de respeto y colaboración, lejos de rivalidades políticas. Esta cita anual, casi simbólica, se ha convertido en un recordatorio (para instituciones y vecinos) de que las fronteras administrativas no deben ser barreras para el progreso común.

Senderos que unen

Varias rutas bien señalizadas conducen hasta el mojón. Desde Aras de los Olmos, por ejemplo, se puede emprender un recorrido circular de unos 14 kilómetros con 500 metros de desnivel. También desde Santa Cruz de Moya y Arcos de las Salinas parten caminos que permiten descubrir, además del mojón, antiguos corrales, fuentes, masías abandonadas y una biodiversidad rica y cambiante.

Rutas del mojón Triginio en Wikiloc

Desde Aras Aproximadamente 15-16 km con casi 500 metros de desnivel

Ruta desde Losilla 21 km y 1100 de desnivel

Ruta desde Santa Cruz de Moya

¿Cómo llegar al Mojón Triginio?

Este remoto paraje, situado a más de 7 km de cualquier núcleo urbano, ofrece varias rutas de acceso para los visitantes:

  1. Desde Santa Cruz de Moya:
    • Opción A: Tomar el valle de Orchova siguiendo el curso del río. Tras pasar el molino, cruzar a la margen derecha del cauce.
    • Opción B: Ascender por la Cuesta Flicos hasta llegar al emblemático Pino la Legua.
  2. Desde La Hoya de la Carrasca:
    Seguir el antiguo sendero que conduce al Navarejo, zona donde los habitantes del lugar cultivaban huertas hasta mediados del siglo XX.
  3. Desde Losilla:
    Adentrarse por el Barranco de Mas de Soria, cruzarlo completamente y continuar junto a la llamativa Roca Agujereada, ya en terrenos de Arcos.
  4. Desde Aras de los Olmos:
    Tomar el Camino de Menchora en dirección al Navajo del Alto, dejando a unos 20 minutos de camino a la derecha el imponente alto de Peña Blanca.

Nota sobre accesibilidad:
Aunque la carretera más cercana es la que une Puebla de San Miguel con el Molino de la Herradura, este acceso resulta inviable en la práctica para llegar al Mojón Triginio.

Visitar el Mojón Triginio es mucho más que tachar un punto geográfico de una lista. Es sumarse, aunque sea por un día, a una comunidad que decide mirar más allá de lo que nos separa, para celebrar lo que nos une.

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